El Derecho de resolución de litigios se refiere a los diversos métodos que las partes pueden utilizar para resolver conflictos al margen de los litigios judiciales tradicionales. Este ámbito del Derecho es fundamental, ya que ofrece mecanismos alternativos que pueden ser más eficaces, rentables y amistosos, en función de la naturaleza y la complejidad del litigio.
Principalmente, hay dos categorías de resolución de conflictos: la adjudicativa, que incluye el litigio y el arbitraje, y la consensual, que incluye la mediación y la negociación. El litigio es un proceso judicial formal, mientras que el arbitraje implica que un tercero independiente tome una decisión vinculante. Por otro lado, la mediación y la negociación son enfoques más colaborativos, centrados en encontrar una solución de mutuo acuerdo.
La legislación sobre resolución de conflictos establece las normas de procedimiento de estos métodos, incluido cómo se nombra a un mediador o árbitro, cómo se desarrollan los procedimientos y cómo se ejecutan las decisiones. También hace hincapié en la confidencialidad, la imparcialidad y la equidad.
En última instancia, el objetivo de la ley de resolución de litigios es proporcionar a las partes un medio flexible y accesible para resolver sus disputas, manteniendo así las relaciones, preservando la confidencialidad y reduciendo la presión sobre los recursos judiciales.